martes, abril 25, 2017

La información es poder.

Nadie critica al que le paga. Punto y aparte.
Mientras la patronal sea la dueña de toda la actividad mediática en Cuba, nada va a cambiar, pues eso es precisamente lo que busca el pececé: que todo siga igual.
Digo una vez más que la prensa oficial está bien como está y que no debe cambiar ni un tilín; sólo tiene que haber alternativas.
Ni ahora ni antes ha sido interés del poder, el compartirlo y todos sabemos que información es poder. Cuando todavía la fuga de fuerzas vivas de la sociedad cubana no se había consolidado y Hoy y Revolución proclamaban a dúo una original libertad de prensa, precedido por el inicio de la revolución cultural, el fracaso de los diez millones y la fundación de la nueva trova, un suceso extraño conmovió a Manzanillo: el asesinato del honorable jefe del partido comunista en toda la región.
Cualquiera puede pensar que ese hecho podría calificar para ser divulgado fuera de las fronteras de la aldea. El periódico Granma no, lo que pudiese ser comprensible si El Diario de la Marina no hubiese tomado las de Villadiego. Ya el Granma ha demostrado ser inmune al Internet que es decir mucho y superior al Pravda en hermeticidad, que es decirlo todo. Ni siquiera la prensa estalinista pudo retraerse de lo que pasó el primero de diciembre de 1934 en Leningrado, cuando el secretario del partido comunista, camarada Kirov, fue asesinado por el camarada Nikolayev, su escolta, por traición con su esposa Nina. (La traición es de Kirov y la esposa es de Nikolayev). Tuvo tal resonancia el asunto que hasta cambió la ley de la noche a la mañana para hacer más expedito el juicio en esos casos.
En Cuba la noticia no llegó a ningún lugar, se quedó allí entre los ciudadanos que celebraban al único jefe que tenía serias intenciones de poner al pueblito del golfo donde se merece. Antonio Morales murió herido de bala en una obra pública del litoral del golfo de guacanayabo, a manos de su colaborador Chiqui Romero, con cuya esposa Iridia Rivero lo traicionaba.
¡Cuántos hechos como este no habrán sucedido ignoradas por el soberano!
El pueblo está para aplaudir y apoyar, no para saber todos los detalles, pues ahí está el diablo, como dicen los americanos: el Granma está ahí para brindarle una especiota cuando de producción se trata, no para informarle al infeliz que su secretario general se dedica a desterrar a sus colaboradores a heroicas tareas de extramuros mientras su compañera, que atiende el frente femenino, se refocila, con regocijo, en nuevas actividades.  
Chiqui se salvó del pelotón de fusilamiento porque el defensor terminó su discurso con lacónicas palabras, Quien traiciona un amigo, traiciona a su patria.